La 121ª edición de la París-Roubaix arrancó con 172 corredores partiendo desde Compiègne con destino al icónico Velódromo André Pétrieux de Roubaix, con 29 sectores adoquinados por delante. Mathieu Van der Poel, la estrella del equipo Alpecin-Deceuninck, protagonizó otra actuación legendaria marcándose un ataque solitario de larga distancia y estableciendo una serie de récords que quedarán grabados en la historia de la famosa prueba de un día.
Su escapada en solitario a 60 kilómetros de la meta en el Velódromo André Pétrieux es la victoria más extensa del siglo XXI, mientras que su ventaja al cruzar la meta, de 3 minutos exactos, es la más amplia en las últimas dos décadas de la carrera. Tras su victoria en el Tour de Flandes la semana pasada, el neerlandés se convierte así en el décimo ciclista en lograr el doblete en los Monumentos adoquinados, siendo el segundo en hacerlo luciendo el maillot arcoíris después de Rik van Looy en 1962.
La gran batalla se libró en los adoquines de Mons-en-Pévèle, donde Van der Poel lanzó un potente ataque que solo unos pocos pudieron seguir. El neerlandés se mantuvo en solitario durante los siguientes kilómetros, aumentando su ventaja y asegurando su triunfo con un margen de 3 minutos al cruzar la meta. Por detrás del ganador, Philipsen, Pedersen y Politt lucharon por los puestos restantes del podio en un emocionante sprint final donde Philipsen terminó segundo, seguido por Pedersen y Politt.