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Ajustar la tensión de los radios sin llave: el ingenioso truco del cierre de tija

Este método, aunque poco ortodoxo, se ha convertido en una solución de emergencia recurrente entre ciclistas experimentados que conocen bien su bici.

En el mundo del ciclismo de montaña, contar con las herramientas adecuadas para el mantenimiento de la bicicleta es esencial. Sin embargo, hay situaciones en las que no se dispone de un taller a mano o de una llave de radios específica. En estos casos, la creatividad y el conocimiento técnico pueden marcar la diferencia entre terminar una ruta o quedarse tirado. Uno de esos trucos, tan simple como efectivo, consiste en utilizar el cierre de la tija del sillín como herramienta improvisada para ajustar la tensión de los radios.

Ajuste de radios con cierre de tija. Imagen: Handy Space
Ajuste de radios con cierre de tija. Imagen: Handy Space

Este método, aunque poco ortodoxo, se ha convertido en una solución de emergencia recurrente entre ciclistas experimentados que conocen bien su bici. El truco consiste en usar el extremo plano del cierre de la tija para girar los niples de los radios. Estas pequeñas tuercas situadas en el extremo de cada radio regulan la tensión que mantiene la rueda perfectamente centrada y rígida. Con el paso del tiempo o tras un impacto, es normal que algunos radios se aflojen, lo que puede provocar que la rueda se desvíe o pierda rigidez, afectando al control de la bicicleta.

La ventaja principal de este truco reside en su simplicidad y en el hecho de que el cierre de la tija normalmente siempre acompaña a la bicicleta, a diferencia de una llave de radios, que no todos los ciclistas llevan encima. Para llevarlo a cabo, basta con liberar el cierre, retirarlo del tubo de la tija y comprobar si encaja adecuadamente en el niple. Algunos cierres, especialmente los de fabricación más robusta, presentan un grosor suficiente para aplicar la fuerza necesaria sin dañar el componente.

Una vez de vuelta en casa o en el taller, es recomendable revisar el centrado de la rueda con una llave de radios adecuada y una herramienta de alineado o, en su defecto, utilizando el disco de freno como referencia. Además, conviene inspeccionar los niples manipulados para asegurarse de que no han sufrido deformaciones o desgaste tras el ajuste improvisado.

Este tipo de trucos refleja el ingenio que caracteriza al ciclismo de montaña, una disciplina donde la autosuficiencia y el dominio técnico a veces resultan claves. La capacidad de resolver contratiempos sobre la marcha marca muchas veces la diferencia entre completar una ruta exigente o abandonar por un fallo mecánico aparentemente menor. Como todo ciclista sabe, cada vuelta de pedal cuenta, y cada pequeño recurso puede salvar el día.