Durante los últimos años, y de forma más acusada en las dos últimas temporadas, los fabricantes están apostando por el montaje de ruedas más anchas en las bicicletas, ya sean de montaña, carretera o gravel. ¿Por qué este cambio? ¿Supone alguna ventaja o es puro marketing? Lo cierto es que las ruedas anchas ofrecen ciertos beneficios que vale la pena destacar.
Ventajas de las ruedas anchas
Para los lectores que no tengan ganas de profundizar en el tema, una llanta más ancha proporciona un mejor apoyo del neumático, lo que permite reducir la presión y lleva a una menor resistencia a la rodadura en los senderos accidentados. Este sería el resumen más corto y básico.
Antes de entrar en materia, hay que puntualizar que con ruedas anchas nos referimos al ancho interno de la llanta o, lo que es lo mismo, el espacio donde se apoya el neumático en la llanta. Dicho esto, ruedas anchas las podemos clasificar como aquellas con un ancho interno de 28 mm en adelante.
La gran mayoría de ruedas de MTB se diseñan dando prioridad a la velocidad, por lo que reducir al máximo la resistencia es vital. En superficies accidentadas, la resistencia a la rodadura puede representar hasta el 69% de la resistencia total.
La resistencia a la rodadura viene dada por el coeficiente de resistencia a la rodadura por el peso por la aceleración gravitacional. El coeficiente de resistencia se define por el tamaño de la rueda, la sección del neumático, las características y la presión del neumático, la banda de rodadura y el suelo.
Aunque la mayoría de estos factores no se pueden ver afectados por el ancho de la rueda, sí que se puede modificar el apoyo del neumático reduciendo la presión del neumático. Una llanta más ancha proporciona un mejor apoyo del neumático, lo que permite reducir la presión y lograr una menor resistencia a la rodadura en senderos accidentados.
Aunque puede parecer que una menor presión de aire lleve a una mayor resistencia a la rodadura debido a un mayor apoyo del neumático, sucede todo lo contrario. Una rueda con presión de aire alta no puede absorber los obstáculos y la bicicleta debe moverse hacia arriba, similar a un levantamiento de peso, lo que aumenta la resistencia a la rodadura.
Una presión de aire menor conlleva una fatiga menor, ya que el ciclista tiene que levantar menos peso. Por otro lado, con la presión baja, el neumático se adapta mejor a las irregularidades del terreno, lo que favorece el trabajo de otras partes de la bicicleta como el sistema de suspensión y, en la suma de todos los factores, se reduce la resistencia de rodadura.
Otra ventaja de las ruedas anchas es que, gracias a un mayor apoyo del neumático, además de que se puede usar con presión de aire más baja que una llanta más estrecha, también se mejora el control y la estabilidad de la bicicleta.
En los giros cerrados, el neumático se ve sometido a fuerzas laterales. La zona de contacto del neumático se mueve en la dirección contraria a la fuerza lateral. Al girar con una llanta estrecha, la zona de contacto del neumático puede perder el talón de la llanta, doblándose y provocando una pérdida de estabilidad.
Cuando un neumático se dobla y pierde parte del apoyo contra la llanta, se crea tensión en el neumático y tracción en el talón contrario, lo que lleva a una pérdida de aire mínima pero real entre el talón del neumático y la base de la llanta. Todo estos problemas se evitan con ruedas de mayor ancho interno, y de ahí que se estén convirtiendo en un estándar actual.