Dejar una bicicleta 'aparcada' durante un tiempo indefinido suele ser habitual cuando se sufre una lesión, por irse de vacaciones, por cambiar de modalidad, por la llegada de la temporada invernal o simplemente por falta de ganas o tiempo. En cualquier caso, antes de dejar la bici parada durante un período de tiempo más largo de lo habitual es muy recomendable realizar unas sencillas acciones que ayudarán a mantenerla en perfecto estado sea cual sea el tiempo que esté sin uso.
El primer paso antes de decir adiós a una bicicleta por un tiempo indefinido es limpiarla en profundidad y secarla posteriormente para evitar que los restos de humedad oxiden cualquier parte metálica. De este modo, se evita que la suciedad quede incrustada y se facilita la aplicación de otros productos necesarios para el correcto mantenimiento de ciertos componentes, como la cadena de transmisión o las juntas de la horquilla o amortiguador.
La cadena de transmisión, así como los cables metálicos de los cambios o las juntas de las barras de la horquilla o amortiguador, son los elementos más susceptibles a oxidarse o secarse si no se toman las medidas adecuadas. El segundo paso es recubrir la cadena con una vaselina neutra y aplicar un lubricante de silicona en las juntas de las suspensiones para evitar que los agentes externos terminen dañando las piezas.
El tercer paso para dejar la bicicleta parada de forma correcta es liberar la carga mecánica del cambio y las suspensiones. Dejar el bloqueo (siempre que exista la posibilidad) abierto evita que el cartucho interno esté en tensión cuando no hay necesidad de ello, algo que a la larga lleva a una pérdida de compresión que se traduce en un menor rendimiento de la suspensión y un desgaste prematuro de los componentes internos. Por otro lado, colocar los cambios en posición de reposo, con el cambio trasero y desviador delantero (si lo hay) situados en el piñón y plato pequeño respectivamente, también libera la tensión del muelle encargado de mover el mecanismo, alargando la vida útil del mismo y disminuyendo la posibilidad de desajuste.
Una de los problemas más habituales que suelen verse en bicicletas en desuso es la presencia de unas ruedas completamente deshinchadas. Un neumático con poco aire y en posición estática tiende a deformarse y agrietarse con el paso del tiempo, por lo que el cuarto paso consiste en controlar cada cierto tiempo la presión de los mismos para evitar que se desinflen del todo y, a ser posible, ir cambiando la posición de las ruedas cada par de semanas mientras la bicicleta está parada. En caso de tratarse de ruedas tubelizadas, lo mejor es montar cámaras de aire cuando se prevé una larga temporada sin salidas.
Como último paso y no por ello menos importante, lo mejor para mantener la bicicleta y sus componentes en el mejor estado posible es cubrir la misma con una funda de tamaño adecuado o en su defecto con un buen trozo de plástico, ya sea para guardarla en el exterior o en un espacio cerrado. De este modo, se evita que la humedad, el polvo o incluso algún insecto o alimaña en busca de nuevo hogar tengan contacto con la bicicleta.