La longitud de la biela (medida existente desde el centro del eje del pedalier hasta el centro del eje del pedal) es uno de los factores más controvertidos del mundo del ciclismo y uno de los más desconocidos por la mayoría de ciclistas no profesionales. Numerosos estudios científicos han demostrado que prácticamente cualquier longitud de biela puede aportar beneficios en el rendimiento deportivo, aunque también se ha demostrado que una longitud no adecuada de biela puede acarrear diversos problemas físicos en un ciclista, tales como acortamiento muscular, alteraciones en la rodilla y el fémur e incluso problemas en la columna. Ante tales afirmaciones, la controversia está servida.
La longitud de biela y sus efectos en el ciclista
Las bielas son, además del principal componente que nos permite impulsarnos al pedalear, uno de los elementos que más influencia tiene sobre el estado físico de cualquier ciclista. Aunque pueda parecer sorprendente, se ha demostrado científicamente que el rendimiento de un ciclista no varía en exceso utilizando bielas de 150 o de 180 milímetros. Ésto es debido a que el rendimiento se mide en función de la potencia desarrollada sobre el pedal, compuesta a su vez por dos variables: fuerza (o torque) sobre el pedal y cadencia de la misma.
Independientemente de la longitud de biela utilizada, el rendimiento de un ciclista sobre los pedales tiende a mantenerse en el mismo nivel. A pesar de que tanto la fuerza como la cadencia sobre los pedales varían en función de la longitud de biela utilizada, ambas variables tienden a compensarse. Dicho de otro modo, al utilizar una longitud de biela más larga la cadencia tiende a disminuir, pero por el contrario aumenta la fuerza aplicada sobre el pedal. En el caso contrario, con unas bielas más cortas, conseguimos aumentar la cadencia en detrimento de la fuerza aplicada sobre los pedales.
El verdadero problema deriva de la correcta elección de una longitud adecuada de biela. Puesto que cualquier longitud de biela puede no ser determinante de cara a nuestro rendimiento físico, sí que lo es en lo concerniente a nuestro estado físico. Desde un punto de vista biomecánico, una longitud de bielas inadecuada puede acarrear serios problemas físicos en un ciclista, que van desde acortamientos musculares en la zona posterior de la pierna hasta alteraciones en la rodilla, en la cabeza del fémur y en la columna vertebral. Por estos motivos, la longitud de biela adecuada es única para cada persona y depende de la longitud de su entrepierna, de la longitud de su pie y de las características rodadoras de cada ciclista, ya sea por mantener una alta cadencia o por aplicar una alta fuerza de pedaleo.
Con estos datos en la mano, la elección de una longitud adecuada de biela se complica un poco más. Sin embargo, existen una serie de medidas estándar basadas en la longitud de entrepierna de un ciclista que pueden servirnos de referencia a la hora de conocer la longitud adecuada de biela más recomendable para nuestra fisionomía. Lógicamente, solamente un estudio biomecánico realizado por profesionales podrá determinar con exactitud la longitud adecuada de biela que necesitamos, pero para la gran mayoría de ciclistas puede resultar ser un recurso de gran ayuda:
- Entre 68 y 73 centímetros: Bielas de 160 milímetros.
- Entre 74 y 79 centímetros: Bielas de 165 milímetros.
- Entre 80 y 85 centímetros: Bielas de 170 milímetros.
- A partir de 86 centímetros: Bielas de 175 milímetros (o más).
Por desgracia, en el mercado actual de nuestro país existe una gran limitación en lo referente a longitudes de bielas disponibles. Sin embargo, muchos fabricantes disponen en su catálogo de bielas con una amplia variedad de medidas, entre las que podemos encontrar las medidas intermedias a las más utilizadas (162.5, 167.5, 172.5, 177.5) y muchas otras más exóticas y/o específicas. Mención especial merecen también nuestras costumbres rodadoras, con las que podremos mejorar nuestro rendimiento utilizando una longitud de bielas ligeramente menor para potenciar nuestra cadencia o una longitud mayor para potenciar nuestra fuerza aplicada sobre los pedales, siempre manteniendo en la medida de lo posible una longitud de biela cercana al estándar marcado por nuestra medida de entrepierna.