Allá por el año 2012, las ruedas de 29 pulgadas comenzaron a florecer en el mercado como lo hacen las amapolas en primavera. Este radical cambio en el diámetro de rueda de las bicicletas, sobre todo en los modelos de XC, fue el origen de un eterno debate entre los usuarios que, a día de hoy, continúa vigente. ¿Marketing? ¿Un invento más de la industria ciclista para sacar dinero? Nada de eso. Las ruedas de 29 pulgadas son fruto de la lógica evolución de las bicicletas, cuyo mejor campo de pruebas es la Copa del Mundo XCO y DHI.
La evolución hacia las 29 pulgadas
Hasta la aparición de las primeros modelos de 29 pulgadas, las bicicletas de montaña compartían, en su mayoría, una única medida de rueda: 26 pulgadas. Este tamaño de rueda, extendido a lo largo y ancho del planeta y conocido por todos los ciclistas, ha sido actualmente desterrado en favor de otros tamaños más grandes, 27.5 y 29 pulgadas, para la mayoría de bicicletas MTB del mercado. Obviamente, las 26 pulgadas han permanecido en la memoria de los aficionados al ciclismo durante muchos años y, su desaparición progresiva, ha sido y es motivo de una constante crítica hacia la industria por parte del usuario.
Más allá de tratarse de una mera estrategia comercial asumida por los grandes fabricantes de bicicletas para sacar los cuartos al ciclista de turno, la aparición de las 29 pulgadas vino dada por las ventajas asociadas a un mayor tamaño de rueda a la hora de rodar: mayor agarre, mejora de la inercia, mayor seguridad a la hora de superar obstáculos, mayor velocidad, etc, etc. La sabiduría popular es la mejor explicación de estas supuestas ventajas, sin necesidad de estudios científicos que lo demuestren: la mayoría de ciclistas de montaña que han dado el salto a una bicicleta de 29 pulgadas, se han olvidado de las antiguas 26 pulgadas para siempre.
Obviamente, un diámetro de rueda más grande implica cambios en la geometría de una bicicleta, siendo el mundo de la competición profesional, y más concretamente la Copa del Mundo XCO y DHI, un perfecto banco de pruebas en el que los distintos fabricantes han ido puliendo las formas y ángulos de los modelos que podemos encontrar hoy en día en cualquier tienda. Vale la pena añadir que, del mismo modo que la geometría de las bicicletas ha evolucionado hacia un diámetro de ruedas más grande, también lo han hecho los trazados de los circuitos de competición, adaptándose ambas partes de forma simbiótica.
La temporada 2017 es un claro ejemplo de salto evolutivo en las bicicletas, marcado de forma importante por las tendencias geométricas que la mayoría de cuadros actuales de bicicleta presentan: un reach más largo, un stack más corto, ángulos de dirección más relajados para mejorar el comportamiento de las bicicletas en descensos pronunciados y vainas con la menor longitud posible para favorecer la tracción y reactividad de los modelos, sobre todo en el segmento de Rally. ¿De dónde surgen estos cambios? Lo asumamos o no, de la evolución de las geometrías para sacar el máximo provecho de un mayor diámetro de rueda.
Las 27.5 pulgadas, el puente hacia tallas pequeñas
Si con el surgimiento de las 29 pulgadas miles de ciclistas del mundo entero pusieron el grito en el cielo ante tan desproporcionado diámetro de rueda con respecto a lo que estaban fielmente acostumbrados, las 27.5 pulgadas fueron recibidas con más amabilidad, sobre todo en los segmentos de Enduro y DH. La industria ya tenía el camino medio andado y, la mencionada evolución de las geometrías de bicicleta, hizo el resto.
¿Por qué triunfan las 27.5 pulgadas en Enduro y DH? Porque se trata de un diámetro de rueda que comparte lo mejor de las 26 y las 29 pulgadas: mayor agarre, inercia y capacidad de superar obstáculos que las 26 pulgadas con una reactividad similar, y mejor resistencia que el diámetro de rueda más grande. También es reseñable que en las disciplinas más agresivas del Mountain Bike no es necesario hacer uso del diámetro de rueda con mayor capacidad de absorber obstáculos o de ganar velocidad (29 pulgadas) porque dicha función corre a cuenta de unas suspensiones de gran recorrido y del propio desarrollo de las disciplinas en cuestión, con circuitos mayoritariamente descendentes.
¿Qué papel tienen las 27.5 pulgadas en las bicicletas XC? Hacer de medida puente para los cuadros de talla más pequeña, donde es muy difícil conseguir una geometría eficiente manteniendo un diámetro de 29 pulgadas. Adaptar un diámetro de 29 pulgadas en un cuadro de talla S o XS supone adaptar medidas como el stack (altura del cuadro desde el eje del pedalier a la parte superior del tubo de dirección) o el reach (longitud del cuadro desde el eje de pedalier hasta el centro del tubo de dirección) por debajo de una cifra lógica, obligando a los fabricantes a acortar el recorrido de la suspensión en tallas pequeñas y a diseñar bicicletas de formas desproporcionadas que además ofrecen una posición de conducción incómoda de rendimiento más que discutible.
¿La solución? Hacer uso de ruedas de 27.5 pulgadas en las tallas pequeñas de bicicletas con geometría para 29 pulgadas, adaptando reach, stack y longitud de vainas de forma lógica al diámetro de rueda más pequeño para mantener las mismas características rodadoras que el resto de tallas de cuadro. En muchos fabricantes se da el caso de que en cierta talla de cuadro (normalmente la mediana o M), es posible elegir entre dos diámetros, 27.5 o 29 pulgadas. ¿Por qué? Porque la geometría del modelo en cuestión permite en esa talla ambos diámetros de rueda, siendo el usuario el encargado de decidir qué ventajas prefiere aprovechar: más velocidad, más inercia y más capacidad para superar obstáculos en 29 pulgadas; o más reactividad y agilidad en senderos revirados con 27.5 pulgadas.