El colágeno es una proteína que se encuentra en la piel, los huesos, los músculos y los cartílagos. Con el paso de los años, la producción de esta sustancia desciende y surgen molestias vinculadas a la falta de elasticidad, como la rigidez o el dolor articular. Ante ese escenario, muchas personas buscan suplir este déficit a través de suplementos específicos que prometen mejorar la condición de las articulaciones.
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Los efectos del colágeno exógeno en el cuerpo
La evidencia científica sobre la eficiencia real de estos productos todavía presenta vacíos. Algunos trabajos indican un posible incremento en la tasa de síntesis de colágeno al consumir aproximadamente 15 gramos diarios de estos suplementos, al tiempo que se registran ciertas mejoras en el funcionamiento y la reducción del dolor de las articulaciones.
También se han mencionado efectos favorables en la composición corporal y en la recuperación muscular. Sin embargo, la mayoría de esos análisis cuentan con financiación comercial, lo que abre la posibilidad de sesgos en sus conclusiones.
El cuerpo humano digiere el colágeno en forma de aminoácidos, que luego se incorporan a una reserva común para la síntesis de distintas proteínas. Existen dudas acerca de si todo lo ingerido se destina de forma específica a la producción de nuevo colágeno articular.
Por otro lado, algunos ensayos han destacado que la formación de colágeno en los músculos y tendones no se dispara de manera automática tras comer proteínas o ingerir aminoácidos puntuales, aunque se ha observado un incremento en el colágeno óseo después de administrar nutrientes por vía intravenosa en ciertas condiciones.
En relación con la práctica deportiva, instituciones como la EFSA han declarado que no hay pruebas firmes de que los suplementos de colágeno tengan efectos positivos en personas activas a nivel articular o en la calidad de la piel.
Un estudio publicado recientemente, además, concluyó que esos productos no impulsan la síntesis de proteínas del tejido conectivo, por lo que no sería posible asegurar que el consumo de colágeno en polvo se traduzca en un beneficio concreto.
La ingesta de este tipo de suplementos equivale a incrementar la cantidad de proteínas en la dieta. Se teoriza que la concentración de aminoácidos como glicina y prolina, abundantes en el colágeno, podría facilitar la formación de proteínas relacionadas con el tejido conectivo.
Pese a ello, muchos especialistas sostienen que otras fuentes de proteínas de la alimentación (huevos, carnes magras o legumbres) podrían cumplir la misma función, sin que haya evidencias definitivas de un beneficio extraordinario al escoger el colágeno en particular.
Por lo tanto, quienes valoren esta alternativa deben contemplar la posibilidad de que los efectos no resulten tan notorios como se anuncia en ciertas campañas de marketing. Por otro lado, no son pocos los suplementos de colágeno que incorporan otros elementos que sí tienen efectos en el cuerpo, como por ejemplo el magnesio, lo que puede dar lugar a confusión.
Llevar una dieta equilibrada, adaptada a las necesidades de cada persona, y un programa de entrenamiento que favorezca la salud de las articulaciones sigue siendo un punto esencial. Y por supuesto, consultar a un profesional antes de comenzar cualquier suplementación siempre es un consejo razonable.