Una de las noticias de MTB más trágicas en lo que va de 2019 fue la muerte de un participante durante el transcurso de la segunda etapa de la Garmin Titan Desert, la primera en los 14 años de historia de la competición. Fernando Civera, de 46 años de edad, cayó desfallecido en mitad del desierto y, aunque tuvo tiempo de solicitar ayuda médica, los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por salvar su vida. El ciclista murió por un fallo cardíaco bajo un sol abrasador en una solitaria zona de dunas.
¿Por qué una persona que está en forma y practica deporte con regularidad muere por un fallo cardíaco? Hay mucho factores que pueden estar relacionados con el fallecimiento, aunque no deja de ser lo que se conoce como muerte súbita en el mundo del deporte y que afecta a deportistas de todas las edades, condición y disciplinas. La mejor forma de prevenir este trágico final es tener constancia de los síntomas que podrían estar avisando de una insuficiencia cardíaca no detectada en ningún chequeo médico.
La insuficiencia cardíaca
La insuficiencia cardíaca se define como un desequilibrio entre la capacidad del corazón para bombear sangre y las necesidades del organismo. Dicho de un modo más coloquial, el corazón no es capaz de bombear la sangre que el organismo le demanda, dando lugar a toda una serie de síntomas que, de no tratarse de forma temprana, desembocan en cardiopatías mucho más graves como el infarto (obstrucción completa de un vaso sanguíneo que impide al corazón recibir sangre) o la temible muerte súbita, estrechamente relacionada con la insuficiencia cardíaca.
La mejor forma de prevenir la muerte súbita, sobre todo en el caso de personas que practican deporte con regularidad, es realizar una prueba de esfuerzo una vez al año como mínimo. De este modo, el deportista tiene constancia escrita de que todo anda bien en su organismo, además de conocer de primera mano cómo trabaja y responde su corazón a la hora de soportar un esfuerzo físico intenso.
Pese a ello, una insuficiencia cardíaca se presenta sin avisar, auqnue por suerte viene acompañada de una serie de síntomas muy comunes que pueden confundirse con enfermedades leves y en realidad podrían ser indicativos tempranos de un posible problema en el sistema cardiovascular:
- Cansancio en esfuerzos que antes no lo causaban: cuando el corazón no es capaz de hacer llegar de forma satisfactoria la sangre a los músculos que la demandan, causando fatiga muscular.
- Sensación de abdomen hinchado y falta de apetito: cuando el corazón no bombea sangre de forma normal, se produce acumulación de líquidos en el aparato digestivo, causando sensación de abdomen hinchado y falta de apetito.
- Necesidad de orinar dos o más veces por la noche: un mal funcionamiento del corazón hace que el flujo de sangre a los riñones no sea suficiente, causando retención de líquidos por disminución de la orina. Esta retención se acumula mayoritariamente en piernas, tobillos y abdomen, regresando nuevamente a los riñones en posición de tumbados para convertirse en orina.
- Tener tos seca y persistente, o sentir los pulmones congestionados: la insuficiencia cardíaca produce en determinados casos retención de líquido en los pulmones, causando una sensación muy parecida a la de un resfriado común, con congestión pulmonar y tos seca (sin mucosidad). Los síntomas suelen ser más relevantes al despertar por la mañana, ya que la posición de tumbado favorece el encharcamiento de los pulmones.
- Aumento de peso sin motivo e hinchazón generalizada: la acumulación de líquidos a causa de una insuficiencia cardíaca hace que el volumen corporal crezca y, con ello, el aumento de peso sin motivo aparente. También provoca hinchazón, sobre todo en piernas y, más acusadamente, en tobillos.
- Aumento de la sensación de mareo o confusión: un corazón enfermo no es capaz de satisfacer la alta demanda sanguínea del cerebro, causando sensaciones de mareo, confusión, mente en blanco y, en el peor de los casos, breves pérdidas de conciencia. Este síntoma es el más claro indicador de una posible insuficiencia cardíaca.