Una de las mejores formas de conseguir un estado de salud óptimo es practicar ejercicio de forma regular, algo que no es tan sencillo como parece. Basta con observar el entorno más cercano para darse cuenta de que, por regla general, solo unos pocos conocidos han logrado afianzar el hábito de practicar algún tipo de actividad deportiva durante tres o más días a la semana. ¿Por qué cuesta tanto hacer ejercicio de forma regular? La ciencia culpa de ello a cuatro factores distintos: genéticos, evolutivos, psicológicos y sociales.
¿Por qué no se hace ejercicio regularmente?
Explicaciones acerca de ello hay muchas y variadas, aunque ninguna por sí sola sirve como respuesta. La mayoría de seres humanos son reacios a practicar regularmente ejercicio físico debido a una combinación de factores divididos en cuatro grupos:
1. Factor genético: la forma física del ser humano se divide en tres grandes grupos somáticos: endomorfos, ectomorfos y mesomorfos. Los individuos endomorfos tienen un metabolismo más lento y tendencia al sobrepeso, acumulan grasa con facilidad y suelen estar por encima del peso medio de la población. Los ectomorfos suelen ser individuos delgados con extremidades largas, con un metabolismo acelerado y tendencia a estar por debajo del peso considerado normal. Los mesomorfos se sitúan en medio de los dos anteriores grupos, y tienden a ser musculosos y atléticos por naturaleza. Según el grupo somático de cada persona, hacer ejercicio físico de forma regular puede ser más o menos difícil de llevar debido a su propia condición física.
2. Factor evolutivo: algunos expertos en evolución biológica del ser humano, como el profesor David Lieberman de la Universidad de Harvard, sostienen que los antepasados del Homo Sapiens tenían tendencia a reposar y guardar energía cuando no tenían que cazar o trasladarse de un lugar a otro. Este instinto de ahorro de energía es intrínseco del ser humano, y es otra de las causas por las que el ejercicio físico regular se convierte en trabajo en lugar de placer, dando lugar a rechazo por puro instinto.
3. Factor psicológico: realizar una actividad física trae consigo ciertas situaciones incómodas que no todas las personas saben afrontar. El dolor muscular, el flato, la falta de aliento, pasar frío o, por el contrario, pasar calor, son aspectos muy ligados al ejercicio físico que pueden convertirse en factores psicológicos muy negativos para la persona que los sufre, con el correspondiente rechazo a la actividad en favor de permanecer en la siempre segura zona de confort que cada individuo se construye. La impaciencia también es un problema añadido, pues no son pocas las personas que, al iniciarse en un deporte, desean obtener resultados muy rápidamente y al no conseguirlo, abandonan el hábito por desmotivación.
4. Factor social: la sociedad actual funciona a un ritmo demasiado acelerado. Trabajo, familia, amistades, relaciones sentimentales y otros compromisos del día a día (hacer la compra, gestiones, etc) dan lugar a muy poco tiempo libre para el ejercicio, a lo que se suma una menor energía para realizarlo y, por consiguiente, ninguna motivación para ello. Otro factor social es el propio entorno de la persona: si nadie de alrededor practica ejercicio, es muy difícil sentirse atraído hacia ello, adoptando dicho comportamiento como algo normal en la vida.