Todos los ciclistas, sobre todo los de montaña, saben muy bien que no hay ruta en la que no se termine con algún que otro rasguño en las piernas o los brazos. A la hora de curar estas pequeñas marcas de guerra, la creencia popular dicta que lo mejor es echar un buen chorro de alcohol o agua oxigenada para limpiar la herida y dejar que cicatrice al aire libre. Nada más lejos de la realidad, ni alcohol ni agua oxigenada son los productos más indicados para curar heridas, ni tampoco es aconsejable dejarla descubierta para que cicatrice antes.
Cómo curar correctamente una herida
Lo primero que hay que tener claro es que una herida, por muy pequeña que sea, necesita atención. Una herida menor puede convertirse en un problema mucho más grave si no se toman las medidas adecuadas, más que nada porque se corre el riesgo de que se produzca una infección. Existen diferentes tipos de heridas, desde cortes, rozaduras y ampollas hasta quemaduras de diversos grados o incluso amputaciones, siendo las primeras las producidas con mayor frecuencia en el mundo del ciclismo. ¿Por qué no es bueno utilizar alcohol o agua oxigenada? ¿Cómo se deben curar las heridas?
La gran mayoría de instituciones dedicadas a la salud de la piel o de las personas, entre ellas la Academia Americana de Dermatología (AAD) o la Sociedad Española de Heridas (SEHER), desaconsejan el uso de antisépticos como el alcohol o el agua oxigenada para tratar heridas. La razón es muy simple: se trata de productos muy agresivos con la piel que además de eliminar gérmenes, matan el tejido sano y las células encargadas del proceso de curación. En lugar de estos productos, lo mejor es aplicar una pomada o solución de Clorhexidina o, en su defecto, povidona yodada, más conocida bajo los nombres comerciales de Betadine, Topionic o Isodine.
¿Cual es el proceso para curar de forma correcta una herida? En primer lugar, detener la hemorragia, en caso de que exista, aplicando presión en la zona herida con una gasa estéril o el material más limpio del que se pueda disponer. En segundo lugar, lavar la zona afectada con suero fisiológico o agua del grifo para eliminar cualquier posible resto de suciedad o cuerpos extraños. Como tercer paso, aplicar un antiséptico, preferiblemente una pomada o solución de Clorhexidina o, en su defecto, povidona yodada. Y por último, cubrir la herida con un apósito de cura en ambiente húmedo (CAH, por sus siglas), ya que está demostrado que este tipo de vendajes replican las condiciones fisiológicas de la piel sana acelerando la cura de la herida y evitando la aparición de infecciones.