En distintas etapas del año, es común sucumbir a excesos alimenticios debido a las numerosas celebraciones que implican tanto disfrute como, en algunos casos, sufrimiento. Ya sea en festividades como Nochebuena, Navidad, Fin de Año, Acción de Gracias, o durante los excesos típicos de los fines de semana, períodos vacacionales o reuniones sociales, la gran mayoría de personas consumen alimentos de manera excesiva.
La clave para restablecer el equilibrio nutricional tras estos periodos de desmesura donde se consumen bebidas de todo tipo, comidas copiosas y postres inacabables, radica en seguir una dieta depurativa, diseñada para limpiar el organismo sin comprometer la salud.
Los beneficios de una dieta depurativa saludable
Lo primero que hay que desestimar son las dietas milagrosas que inundan revistas y sitios web. Una dieta depurativa no difiere significativamente de una dieta normal y saludable, excepto por su baja ingesta de grasas, sodio, azúcares y alcohol.
Después de jornadas festivas de excesos nutricionales, hacer una dieta depurativa facilita la recuperación del equilibrio corporal, promoviendo una mayor sensación de vitalidad, energía renovada, reducción de la hinchazón y, en resumen, un bienestar general.
Cómo lograr una desintoxicación efectiva
Para desintoxicar el organismo de los nutrientes perjudiciales derivados de comidas copiosas, no es necesario omitir comidas o recurrir a las famosas dietas líquidas, frutales u otras opciones menos deseables.
Una dieta depurativa saludable consiste en consumir alimentos y bebidas de calidad distribuidos en 4 a 6 comidas diarias, en cantidades moderadas que eviten la escasez o el exceso, incluyendo alimentos variados que suministren todos los nutrientes esenciales para el adecuado funcionamiento del organismo y su depuración necesaria.
En resumen, se pueden seguir estos consejos prácticos para llevar a cabo una dieta depurativa durante el tiempo que cada cual considere oportuno:
- Frutas y verduras frescas: consumir abundantemente estos alimentos, preferiblemente frescos para conservar sus nutrientes, agua y vitaminas. En caso contrario, la cocción al vapor es recomendable por su mínima pérdida de nutrientes.
- Aumentar la hidratación: ingerir agua en abundancia, con la opción de saborizarla con zumos naturales si se prefiere. Hay que evitar los zumos concentrados, refrescos y bebidas alcohólicas. Lo más recomendable es un consumo de agua entre dos y tres litros diarios.
- Lácteos desnatados: priorizando el yogurt, la leche y los quesos frescos, fundamentales para el correcto funcionamiento intestinal y por su aporte de proteínas y vitaminas.
- Cereales y pastas integrales: incorporar estos alimentos ricos en fibra y nutrientes para saciar el apetito y facilitar la evacuación de excesos.
- Carnes magras: optar por carnes bajas en colesterol, como pechuga de pollo, pavo sin piel y pescados blancos, evitando frituras y excesos de aceite. Lo mejor es cocinar a la plancha, al horno o al vapor.
- Controlar la sal: minimizar el consumo de sodio para reducir la retención de líquidos y la sensación de pesadez. Preferir aderezos naturales como especias o hierbas frescas para potenciar el sabor y los nutrientes.