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Los cuatro pilares básicos para progresar en los entrenamientos en bicicleta

Constancia, progresión, descanso y alimentación. Los cuatro pilares básicos para progresar sobre la bicicleta y aumentar el rendimiento.

Abel Ruiz

Para algunos ciclistas, salir a rodar de vez en cuando con la bicicleta y participar en alguna que otra carrera es suficiente para colmar sus ambiciones. Para otros, la bicicleta es algo más que una diversión de fin de semana y prefieren entrenar duro para progresar como deportistas con la intención de rendir al máximo nivel y dedicarse profesionalmente a ello. En ambos casos, conocer los cuatro pilares básicos para progresar dándole a los pedales resulta de gran ayuda, ya sea para divertirnos más y mejor o para llevar nuestro rendimiento a un nuevo nivel.

Los cuatro pilares básicos para progresar en los entrenamientos en bicicleta

Los pilares básicos del entrenamiento en bicicleta

Para aumentar el rendimiento sobre la bicicleta no vale sólo con salir a rodar. Según sean las metas del ciclista en cuestión, es necesario establecer planes de entrenamientos específicos con los que mejorar ciertos aspectos, ya sean técnicos, físicos o incluso psicológicos. Sin embargo, existen cuatro grandes pilares básicos de entrenamiento que pueden aplicarse a cualquier tipo de ciclista y que permiten, de una forma sencilla, aumentar el rendimiento sobre la bicicleta sin necesidad de un plan específico.

  • La constancia: Mejorar sobre la bicicleta requiere, como en cualquier otro aspecto de la vida, mucha constancia. La única forma de mejorar el rendimiento dándole a los pedales es realizando salidas constantes: entre dos y tres por semana para ciclistas sin ambiciones competitivas y un mínimo de cuatro para aquellos que anhelan subir al podio de todas las carreras en las que participan.
  • La progresión: Además de entrenar de forma constante, es necesario realizar una progresión del esfuerzo, de menos a más, para mejorar sobre la bicicleta. Durante un ciclo que puede situarse entre las 8 y 12 semanas de duración, debemos ir incrementando la carga de trabajo de las salidas en bicicleta, ya sea en función de la duración, de la intensidad o de la frecuencia de las mismas.
  • El descanso: Para que nuestro estado físico mejore, es necesario otorgar al organismo el tiempo de descanso necesario para recuperarse del estrés producido por el ejercicio. Sin recuperación no hay progresión, y por ello dejar de darle a los pedales durante el tiempo que sea necesario es igual de beneficioso que entrenar de forma constante y progresiva. Dicho a la inversa: entrenar todos los días no mejorará nuestro rendimiento si no permitimos a nuestros músculos (y mente) recuperarse, cayendo en el denominado sobreentrenamiento.
  • La nutrición: Entrenar sobre la bicicleta, o practicar cualquier otro deporte cardiovascular que requiera un alto consumo energético, requiere de una alimentación e hidratación apropiadas. De nada sirve ser constantes y disciplinados en lo referente a número de salidas, carga de trabajo y tiempo de descanso, si después (o durante) no proporcionamos a nuestro organismo los nutrientes apropiados para la recuperación y el máximo desempeño físico. Los hidratos de carbono complejos (pasta, arroz, etc) y las bebidas isotónicas son una parte fundamental de la dieta de un ciclista, ya sea para salir a entrenar con los depósitos bien cargados o para mantener el rendimiento sobre la marcha.