Kristina Vogel, la mejor ciclista de pista de los últimos años, quedó parapléjica tras sufrir un desafortunado accidente el pasado mes de junio cuando entrenaba en el velódromo de Cottbus. Tras dos meses de completo silencio informativo, la propia Kristina fue la encargada de ofrecer una rueda de prensa en el hospital de Berlín donde, además de anunciar que se había quedado paralítica, explicar todo lo sucedido desde su caída con una entereza digna de una campeona del mundo.
Todo comenzó el 26 de junio por la mañana. Kristina entrenaba en el velódromo de Cottbus, en Alemania, cuando tuvo la desgracia de chocar contra otro ciclista que se preparaba para arrancar. El tremendo impacto se saldó con Vogel en el suelo: "Noté una fuerte presión en todo el cuerpo, como si estuviera hinchado y todo me apretara, y pedí a mis compañeros que por favor me quitaran las zapatillas, que llevaba especialmente ajustadas. Vi como lo hacían y no sentí nada y en ese momento me di cuenta de que no volvería a andar nunca más".
Kristina fue trasladada inmediatamente hasta el centro hospitalario de la localidad, donde fue derivada al hospital de Berlín para ser operada de urgencia: se había seccionado la médula espinal a la altura de la séptima vértebra. Tras la primera operación, la ciclista fue intervenida por segunda vez para que los médicos pudieran estabilizarle la columna: "Luchaba por sobrevivir. Me operaron por segunda vez y tuve un episodio grave de neumonía, así que tuvieron que ponerme en coma artificial otra vez. El dolor era extremo, pero los médicos tenían muchísimos problemas para administrarme los calmantes porque se me habrían paralizado los pulmones. Hubo momentos que pensé que iba a morir, pero me decía: no te puedes rendir ahora, tienes que seguir".
Según explicó Kristina en la rueda de prensa, su principal prioridad es volver a casa con su pareja, el también ciclista Michael Seidenbecher, y conseguir valerse por sí misma a pesar de su parálisis de cintura para abajo. Para ella, su primer objetivo es salir del hospital y poder cocinar, bañarse y moverse sin ayuda de nadie: "No caminaré nunca más, pero peor sería ser dependiente. Soy como un recién nacido que debe aprender todo de nuevo". Pese a ello, la campeona del mundo también lanzó a la prensa un dardo bien afilado: "Puede que ahora consiga mi duodécima medalla en otro sitio", quizá refiriéndose a alguna posible disciplina paralímpica.