La sentadilla es uno de los mejores ejercicios para trabajar las piernas. Se trata de uno de los ejercicios básicos del entrenamiento de fuerza y su ejecución esta tan simple como efectiva: flexionar rodillas y cadera para hacer bajar el cuerpo hacia el suelo sin perder la verticalidad, y regresar nuevamente a una posición erguida. Además de fortalecer las piernas, la sentadilla también mejora la postura de la espalda, favorece un metabolismo más activo y otorga una mayor flexibilidad en la zona media del cuerpo, entre otros beneficios.
La sentadilla
La sentadilla es un ejercicio que se suele relacionar con el gimnasio, pero lo cierto es que se puede realizar en cualquier lugar sin necesidad de un equipamiento específico. La sentadilla consiste en, desde una posición erguida con los pies separados a la altura de los hombros, flexionar las rodillas y caderas y descender lentamente hasta que los muslos se sitúan en paralelo con el suelo, manteniendo la espalda recta, para después volver al punto de origen.
Otras variantes de la sentadilla son la media sentadilla, de misma ejecución pero situando los muslos por encima del paralelo, y la sentadilla profunda o cuclilla, igual que las anteriores pero descendiendo hasta situar los muslos por debajo del paralelo.
Aunque la sentadilla hace trabajar en gran medida la musculatura de los miembros inferiores, también implica en menor medida los músculos del tronco, sobre todo si se emplea un peso adicional. Al tratarse de dos de los grupos musculares más grandes del cuerpo humano, el trabajo de los mismos implica un elevado esfuerzo cardiovascular, lo que se traduce en una mejora de la función del corazón y de la circulación sanguínea, además de una aceleración del metabolismo que desemboca en un mayor consumo de calorías incluso en estado de reposo.
Además de unas piernas más fuertes y un mejor estado cardiovascular, la realización de sentadillas de forma regular potencia la zona media del tronco, fortaleciendo los músculos abdominales, los dorsales y los de las caderas, además de dotarlos de una mayor flexibilidad. Gracias a ello, se mejora la posición postural de la espalda y se reduce la presión de la musculatura del cuello, previniendo dolores derivados de una mala postura.
La sentadilla también fortalece la musculatura encargada de mantener las vísceras en su sitio y la del suelo pélvico, con el correspondiente mejor funcionamiento del aparato intestinal e incluso de la función sexual.