En noviembre de 2017, Strava publicó la última versión de su Heat Map, un mapa de calor con más de 27.000 millones de kilómetros de datos superpuestos en un mapa planetario que muestra los lugares más frecuentados para practicar deporte en el mundo. El mapa de calor de Strava recoge la suma de más de 200.000 años de movimiento en una representación cartográfica del planeta con la superposición, en caliente, de más de mil millones de actividades subidas a la red social por deportistas de todos los rincones del globo, incluidos militares estadounidenses desplazados en bases secretas situadas en lugares muy sensibles.
¿Qué sucede cuando un militar estadounidense sube su entrenamiento a Strava sin tomar ninguna precaución? Que dicho entrenamiento queda plasmado en el mapa de calor de la red social deportiva, revelando la posición GPS del soldado a lo largo de todo su entrenamiento y, por tanto, la geolocalización de las bases militares secretas emplazadas en 'puntos calientes' como Irak, Siria o Afganistán y de los itinerarios de entrenamiento próximos a dichas bases. O lo que es lo mismo, una información muy peligrosa en manos de grupos terroristas y de gobiernos extremistas.
Tobias Schneider, analista de seguridad, ha sido uno de los primeros encargados en dar a conocer a través de Twitter los peligros que entraña el mapa de calor de Strava por el mal uso de los soldados estadounidenses. Y no es para menos, ya que haciendo zoom sobre el mismo en Siria o Afganistán, dos países con muy pocos usuarios locales activos en la red social, es posible identificar con facilidad actividades deportivas que destacan en el mapa de calor de Strava por estar rodeadas de un mar de color negro, a todas luces realizadas por usuarios occidentales y, más concretamente, por soldados del ejército estadounidense o de cualquier otro país aliado.
Ante estos hechos, los responsables de Strava han difundido una nota en la que se comprometen a colaborar con el Ejército y el Gobierno de Estados Unidos para atajar posibles vulnerabilidades. Por otro lado, un portavoz del Ejército estadounidense ha afirmado que ya están revisando las normas que regulan la tecnología digital que usan sus efectivos para mitigar cualquier posible riesgo. Lo cierto es que el problema podría haberse solucionado de forma extremadamente sencilla, bastando únicamente activar el modo privado de la aplicación de Strava para evitar que los entrenamientos se vean reflejados en el mapa de calor.
Más información | Strava Global Heatmap