En el mundo del deporte o de la nutrición es frecuente referirse al término edad metabólica en alusión al estado de salud y forma de una persona independientemente de su edad biológica. La edad metabólica suele ser distinta de la edad biológica, ya sea por arriba o por abajo, siendo de vital importancia conseguir una edad metábolica inferior a la biológica para disfrutar de una salud y un estado de forma equivalente al de una persona más joven. ¿Cómo se logra esto? Practicando ejercicio, comiendo de forma equilibrada y, por supuesto, descansando cuando es debido.
La edad metabólica
A grandes rasgos, la edad metabólica es la edad real del cuerpo humano a nivel fisiológico. Tomando como ejemplo a dos hermanos gemelos de 45 años de edad, uno con una vida activa y otro de vida sedentaria, el segundo aparentará mucha más edad que el primero pese a haber nacido el mismo día y compartir la misma genética. ¿Por qué? Porque los hábitos saludables del primer hermano han rejuvenecido su edad metabólica tanto en apariencia externa (piel más joven, uñas y cabello más saludables) como a nivel interno (músculos, huesos, articulaciones y órganos).
¿Cómo se calcula la edad metabólica? A través de la bioimpedancia, un método que consiste en realizar una medición precisa de la masa magra, masa grasa, grasa visceral y densidad ósea del cuerpo humano para, teniendo en cuenta la edad biológica de la persona y el cálculo del metabolismo basal derivado de los factores anteriores, devolver la edad metabólica aproximada. En base a esta aproximación y considerando también otros marcadores biológicos del envejecimiento como pueden ser la presión sanguínea, los niveles hormonales y de colesterol, o la capacidad visual y auditiva, se logra calcular la edad metabólica de una persona de forma extremadamente precisa.
Como es de suponer, tener una edad metabólica mayor que la edad biológica no es nada recomendable, ya que significa que una persona de X años tiene un estado de salud y forma equivalente al de una persona con más años. La edad metabólica debe permanecer lo más joven posible para que la persona disfrute de una buena salud y un estado de forma óptimo, algo muy sencillo de realizar asumiendo tres hábitos en el día a día: ejercicio regular, dieta equilibrada y descanso apropiado, sin necesidad de caer en los rigores de un atleta de élite.
¿Cuánto ejercicio hay que realizar? Lo más recomendable es practicar alguna actividad cardiovascular sin impacto (como el ciclismo o la marcha) tres o más veces a la semana en sesiones de al menos 45 minutos, aunque algún que otro estudio científico también ha demostrado que incluso practicando ejercicio solamente el fin de semana ya se obtienen beneficios. En lo referente a la dieta, basta con eliminar hábitos dañinos como el abuso de la denominada comida basura, los dulces, los refrescos o las bebidas alcohólicas, y apostar por una dieta algo más equilibrada que incluya un aporte óptimo de nutrientes y no sobrepase las calorías diarias necesarias que el metabolismo de cada persona necesita. Y sobre el descanso, se trata de la única forma que tiene el organismo para recuperarse del estrés diario, tanto a nivel físico como mental, por lo que es de vital importancia respetar las horas de sueño evitando trasnochar más de lo debido y atender a las necesidades del cuerpo, descansando más en períodos de convalecencia o de mayor actividad.