Los calambres musculares son espasmos súbitos e involuntarios en uno o más músculos del cuerpo que aparecen generalmente durante o después del ejercicio físico y por la noche, cuando el cuerpo está completamente relajado. Durante las horas nocturnas, las contracciones involuntarias del músculo gemelo son las más frecuentes y temidas por la mayoría de personas, con una duración que suele variar entre algunos segundos y varios minutos o, en casos más graves, incluso horas y días, causando dolor de intensidad moderada a intensa. ¿Por qué pasa esto y cómo se pueden prevenir?
Los calambres nocturnos de gemelo
Los calambres musculares son muy comunes entre los deportistas, independientemente de su nivel de entrenamiento, aunque también se dan en personas sedentarias o que tienen una baja actividad física. Los grupos musculares más propensos a sufrir estos problemas son los gemelos y la parte frontal y posterior del muslo (cuádriceps y corva), con mucha menos frecuencia también en pies, manos, brazos, abdomen y caja torácica. El calambre de gemelo, el más común cuando las personas duermen, se presenta como un endurecimiento o contracción súbita e incontrolada del músculo acompañada de un intenso dolor que termina con el feliz sueño de la persona que lo sufre.
Siempre que no se trate de alguna enfermedad neurológica, como una lesión en la médula espinal o un nervio pinzado en el cuello o la espalda, las causas más comunes de los calambres son la deshidratación, la falta de minerales en la dieta, la no reposición de minerales durante el ejercicio o un sobreesfuerzo muscular. Cualquiera de estas causas, por sí solas o combinadas, puede dar lugar a un mal funcionamiento neuromuscular, desencadenando los dolorosos calambres de gemelo tan propensos a aparecer en mitad de la noche.
¿Cómo se previenen los calambres musculares nocturnos? Con una correcta hidratación, tanto durante la práctica de ejercicio, donde hay que reponer los minerales perdidos a través del sudor con ayuda de alguna bebida isotónica, como a lo largo del día, procurando beber al menos dos litros de agua y evitando el consumo de alcohol. Consumir alimentos ricos en potasio (véase frutas como el plátano, la chirimoya o el aguacate y verduras como las acelgas, las espinacas o la col de bruselas) también ayuda a prevenir la aparición de calambres, así como evitar entrenar a alta intensidad cuando los calambres nocturnos aparecen con cierta frecuencia.
Pese a estas medidas de prevención, puede darse el caso de que el temido calambre de gemelo aparezca a cualquier hora intempestiva de la noche. Para aliviarlo de la forma más rápida posible, lo más recomendable es sentarse en el borde de la cama y, con las piernas estiradas hacia delante, agarrarse los dedos de la pierna afectada para atraerlos hacia el torso. Otro método muy efectivo es ponerse de pie y, con las manos apoyadas sobre la pared, desplazar la pierna afectada hacia atrás para estirar el gemelo. Como último apunte, unas sabanas y mantas demasiado ajustadas también pueden provocar una reducción de la circulación sanguínea en las piernas, dando lugar a calambres.