General

Diez normas de conducta para ser un buen ciclista

¿Qué diferencia a un ciclista bueno de uno malo? Una serie de normas de conducta muy sencillas pero no respetadas por un buen número de usuarios.

Cualquier aficionado a la bicicleta con cierta experiencia a sus espaldas sabe muy bien que no todos los ciclistas se comportan igual, siendo igual de frecuente encontrar ciclistas buenos así como otros personajes que con sus acciones dañan la imagen del resto del colectivo. ¿Qué diferencia a un ciclista bueno de uno malo? Básicamente, una serie de normas de conducta muy sencillas y, sin embargo, no respetadas por un buen número de usuarios.

En TodoMountainBike: Diez normas de conducta para ser un buen ciclista
Hay ciclistas buenos y ciclistas malos: estar en el bando correcto es muy sencillo. ©Mircea Iancu/Pixabay

Respetar las normas de tráfico, no dejar desperdicios a lo largo de la ruta, no dañar el entorno y las instalaciones y, en definitiva, ser educado y respetuoso con el resto de personas son algunas de las normas que definen a un buen ciclista. En la otra cara de la moneda, los hay que prefieren rodar a toda velocidad por donde les place, intentan superar el KOM de turno sin importar si ponen en peligro a alguien, o tiran cualquier cosa al monte o la carretera pensando que la basura desaparece por arte de magia.

Código ético del buen ciclista

  • 1. Rodar por caminos y senderos abiertos: los senderos, caminos y pistas están para rodar por ellos, no para saltárselos. Muchos ciclistas tienen la mala costumbre de aventurarse campo a través en busca de nuevos recorridos o atajos, sin saber que de esta manera lo único que se consigue es deteriorar el suelo y, en casos extremos, incluso la prohibición de paso por parte de las autoridades pertinentes.
  • 2. Rodar para disfrutar, no para competir: gracias a Strava y otras aplicaciones de entrenamiento similares, cada día es más común cruzarse con algún que otro bólido sobre la bicicleta que rueda a toda velocidad sin respetar a nada ni nadie. Las carreras y competiciones están para eso, para intentar ser el más rápido, no las vías y senderos públicos que, además, son compartidas por otros usuarios.
  • 3. Respetar las señales y el código de circulación: saltarse un semáforo, circular en dirección contraria, rodar por la acera a toda velocidad o ignorar señales de prohibición de paso en pistas rurales o parajes naturales son acciones típicas de muchos personajes que se creen ciclistas. Nada más lejos de la realidad, el respeto y la convivencia son fundamentales tanto para la seguridad del ciclista como para la imagen del resto del colectivo.
  • 4. Adelantar con precaución: muchos ciclistas exigen que se respete el metro y medio de seguridad cuando son adelantados pro un vehículo y, sin embargo, ellos mismos no respetan ninguna distancia a la hora de adelantar a un peatón o a otra bicicleta. En vías en las que circulan personas caminando, el peatón siempre tiene preferencia y, a la hora de adelantar tanto a peatones como a otros ciclistas, siempre se debe hacer en la medida de lo posible por la izquierda y dejando como mínimo un metro de seguridad.
  • 5. Respetar el entorno y las instalaciones: salir en bicicleta es una actividad en la que se disfruta de la naturaleza y de los maravillosos paisajes que ofrece. Por este motivo, es de vital importancia respetar el entorno por el que se rueda, evitando deteriorar y molestar tanto a la vida vegetal como a los animales que puedan encontrarse a lo largo del camino. En el caso de las instalaciones, tales como vallas, barreras o cercados, siempre deben dejarse tal y como se encuentran, habitualmente cerrados para impedir que los animales campen a sus anchas en lugares poco indicados.
  • 6. Mantener limpio el entorno: envoltorios de geles y de barritas o cámaras pinchadas son desperdicios fácilmente identificables en cualquier ruta frecuentada por ciclistas. Hay muchos personajes sobre la bicicleta que creen que la basura desaparece por arte de magia, tirando sin ningún pudor cualquier resto al suelo, incluyendo fluidos corporales muy desagradables de ver y escuchar. Mantener la naturaleza limpia, evitando convertirla en un basurero, es vital para poder seguir disfrutando de ella durante muchas más generaciones.
  • 7. Despedirse de los auriculares convencionales: utilizar auriculares cuando se monta en bicicleta es sinónimo de aislarse del resto del mundo, con el peligro que ello conlleva para el ciclista y para el resto de usuarios que se cruzan con él. La música puede ser una vía de entretenimiento muy útil para entrenar, pero solo si se hace uso de dispositivos diseñados para no aislar al deportista de su entorno, como por ejemplo unos auriculares de conductividad ósea.
  • 8. Ayudar a cualquier persona en apuros: hoy por ti y mañana por mí es un dicho perfectamente aplicable al mundo del ciclismo. Encontrarse a un ciclista o cualquier otro deportista en apuros perdido en mitad de ninguna parte y no prestarle ayuda es un acto vergonzoso y cruel solo digno de alguien que no tiene escrúpulos ni valores. Nadie quiere molestar a nadie, pero en momentos difíciles cualquier ayuda siempre es bien recibida.
  • 9. El casco, siempre puesto: puede que en ciudad o en determinadas situaciones, los ciclistas tengan permitido no llevar casco. Sin embargo, se trata del elemento de seguridad más importante de todo el equipamiento que puede llevar un usuario de bicicleta, por lo que su uso es imprescindible para evitar cualquier posible lesión. Los accidentes llegan de la forma más inesperada, y llevar casco puede suponer la diferencia entre un susto o una lesión de gravedad.
  • 10. Respeto y educación, el pilar más básico: un ciclista educado y respetuoso con el medio ambiente, con el resto de usuarios y consigo mismo, no necesita acatar normas de conducta pues él mismo representa un ejemplo a seguir por los demás. Lo que diferencia a un buen ciclista de un tonto sobre una bicicleta es la educación y el respeto, tanto en la forma de rodar como en la manera de comportarse con el resto de usuarios y con el entorno que lo rodea.