El ciclismo, además de un deporte, es una forma de vida que combina disciplina, pasión y respeto por la comunidad ciclista y el entorno. Para aquellos que viven y respiran este deporte, existen ciertas reglas no escritas que forman la base del comportamiento y la ética en el ciclismo. Algo así como los diez mandamientos del ciclismo o, lo que es lo mismo, las reglas sagradas que todo ciclista debería seguir.
Las reglas sagradas del ciclismo
El primer mandamiento (o regla) es la base de la convivencia en la carretera. Respetar las normas de tráfico no solo garantiza la seguridad del ciclista, también la de los demás usuarios. Detenerse en los semáforos, señalizar los movimientos y mantener una actitud defensiva es vital para evitar sustos.
La segunda regla o mandamiento es mantener la bicicleta en perfecto estado, ya que es esencial para la seguridad y el rendimiento. Realizar revisiones periódicas, asegurarse de que los frenos y los cambios funcionen correctamente y mantener las ruedas infladas a la presión adecuada son acciones que previenen accidentes y mejoran la experiencia de pedaleo.
El tercer mandamiento es tener muy claro que el casco es indispensable y puede salvar la vida en caso de accidente. Además del casco, vestir con ropa adecuada, utilizar luces y reflectantes si se pedalea en condiciones de poca visibilidad y llevar siempre un kit de reparación básico es esencial para salir a rodar con seguridad.
La cuarta regla no escrita tiene que ver con la hidratación y la nutrición, dos aspectos cruciales para el rendimiento y la recuperación. Llevar suficiente agua y alimentos para las salidas, y conocer los signos de la deshidratación y la fatiga para evitarlos, son cosas que todo ciclista que se precie debe hacer y saber.
La quinta regla es dejar cada lugar mejor de lo que se encuentra. No tirar basura y respetar los senderos y caminos. El comportamiento del ciclista influye en la percepción pública del ciclismo y ayuda a conservar el entorno para futuras generaciones. Dicho de otro modo, cada ciclista debe dar ejemplo al resto.
El ciclismo es una comunidad y como tal, si se ve a otro ciclista en apuros, la sexta regla no escrita es ofrecerle ayuda. Ya sea compartiendo una herramienta o simplemente ofreciendo palabras de aliento, la camaradería es un pilar fundamental en el ciclismo (y en muchos otros deportes).
El séptimo mandamiento ciclista es no sobreentrenar y saber escuchar al cuerpo. Un entrenamiento bien planificado previene lesiones y mejora el rendimiento a largo plazo, por lo que es esencial incorpora días de descanso y distintos tipos de entrenamiento en la rutina.
Pedalear en grupo requiere cumplir con ciertas normas, y aquí es donde entra la ocatava regla de los ciclistas: mantener una línea constante, señalizar los movimientos y comunicar cualquier peligro. Un grupo de ciclistas organizado es más seguro y eficiente.
El noveno mandamiento es ser consciente de los límites del cuerpo y no caer en la preprotencia. Siempre hay que desafiarse a uno mismo, pero es muy importante saber cuándo esforzarse y cuándo es necesario retroceder para evitar lesiones. Escuchar al cuerpo y ajustar el entrenamiento en consecuencia es clave para seguir mejorando como ciclista.
Por último, el décimo mandamiento es tener muy claro por qué se se empezó a montar en bici. Ya sea por la libertad, la aventura, el ejercicio o la compañía, ningún ciclista debe perder de vista el placer de montar en bicicleta para seguir disfrutando de cada salida y celebrar cada logro, por pequeño que sea.