La gran mayoría de los ciclistas optan por pedalear con las piernas depiladas, y aunque esto podría parecer simplemente una cuestión estética, existen razones válidas para ello más allá de la apariencia muscular y la piel bronceada. ¿Es necesario depilarse las piernas para andar en bicicleta? Definitivamente no, pero considerando los siguientes puntos, se puede decir que es algo bastante recomendable.
Los beneficios de unas piernas depiladas en el ciclismo
Después de una larga sesión de ciclismo, especialmente en competiciones, nada es comparable con un masaje de recuperación proporcionado por un profesional. Las piernas sin vello facilitan el trabajo del masajista y permiten una mejor aplicación (y absorción) de cremas y ungüentos.
Las caídas son inevitables en el ciclismo, y las heridas y rozaduras en la piel son una consecuencia común. Las piernas de los ciclistas son propensas a roces, arañazos y cortes, por lo que tenerlas libres de vello ayuda a mantener las heridas más limpias y reduce el riesgo de infecciones, además de facilitar y acelerar la curación.
Aunque puede parecer insignificante, estudios en túneles de viento han demostrado que las piernas depiladas pueden mejorar el rendimiento del ciclista al reducir la resistencia al aire. Rodar sin vello puede significar un ahorro de tiempo considerable en distancias largas, y aunque no es relevante a nivel de ocio, sí que es un factor determinante en el mundo de la alta competición.
Otro factor a tener en cuenta es que la piel sin vello permite una mejor dispersión del sudor, lo que mejora la regulación de la temperatura corporal. Esto es especialmente beneficioso en condiciones de calor extremo o durante esfuerzos intensos.
Por último, las piernas sin vello facilita el uso de ropa técnica. Los tejidos de los culottes están diseñados para funcionar mejor sobre la piel, sin la interferencia del vello, lo que aumenta la comodidad y el rendimiento.
Como apunte extra, afeitarse las piernas forma parte de la cultura de los pedales. Los ciclistas con las piernas libres de pelos suelen ser percibidos como más profesionales, y estéticamente, los músculos se ven más definidos, lo que puede tener un impacto positivo en la confianza propia y en la percepción del rendimiento de un ciclista.