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¿Cadencia alta o baja en el ciclismo? Las claves para rendir al máximo sobre los pedales

Este factor influye directamente en la eficiencia y el rendimiento del ciclista. Una cadencia apropiada puede mejorar la resistencia, reducir la fatiga muscular y optimizar el consumo de energía.

La cadencia, o ritmo al que se pedalea, es uno de los aspectos más debatidos en el mundo del ciclismo. Mientras algunos ciclistas prefieren mantener una cadencia alta, otros optan por una más baja y potente. La eterna pregunta es: ¿cuál es la opción más adecuada para aumentar el rendimiento sobre la bicicleta?

¿Cadencia alta o baja en el ciclismo? Las claves para rendir al máximo sobre los pedales
Ciclista de montaña. Imagen: Simon / Pixabay

Definición y relevancia de la cadencia

La cadencia se refiere al número de revoluciones que los pedales realizan por minuto (RPM). Este factor influye directamente en la eficiencia y el rendimiento del ciclista. Una cadencia apropiada puede mejorar la resistencia, reducir la fatiga muscular y optimizar el consumo de energía.

Pedalear a una cadencia alta tiene sus ventajas, al igual que también lo tiene hacerlo a una cadencia baja. Elegir entre una u otra depende de factores como la fisiología individual del ciclista, el tipo de terreno por el que se rueda y la disciplina practicada. De hecho, no existe una respuesta universal sobre si es preferible una cadencia alta o baja en el ciclismo.

Beneficios de una cadencia alta

Reducción del estrés muscular: pedalear a una cadencia elevada implica aplicar menos fuerza en cada pedalada, disminuyendo así el estrés en músculos y articulaciones.

Mayor eficiencia cardiovascular: una cadencia más rápida favorece el sistema cardiovascular, permitiendo un suministro más eficiente de oxígeno a los músculos.

Recuperación más rápida: al exigir menos trabajo a los músculos en cada pedalada, es posible lograr una recuperación más rápida durante y después del ejercicio.

Escenarios típicos y rango: en terrenos planos o descensos ligeros donde se busca mantener una velocidad constante y reducir la fatiga muscular a largo plazo. Generalmente entre 90 y 110 RPM (revoluciones por minuto).

Ventajas de una cadencia baja

Incremento de la potencia: pedalear a una cadencia baja requiere aplicar más fuerza, lo cual puede ser beneficioso en ascensos pronunciados o sprints.

Mejor control en terrenos técnicos: en el ciclismo de montaña, una cadencia menor proporciona mayor tracción y control en superficies irregulares.

Conservación de energía: algunos ciclistas encuentran que una cadencia baja les permite conservar energía en recorridos de larga distancia.

Escenarios típicos y rango: en subidas empinadas, sprints o situaciones que requieren máxima potencia en un corto periodo. Normalmente entre 60 y 80 RPM (revoluciones por minuto).

Cómo determinar la cadencia óptima

La composición muscular y la capacidad cardiovascular de cada ciclista pueden influir en la preferencia por una cadencia alta o baja. Del mismo modo, en superficies planas, una cadencia alta suele ser más eficiente, mientras que en pendientes pronunciadas, una cadencia baja puede ofrecer más ventajas.

Los ciclistas de carretera tienden a preferir cadencias elevadas, mientras que los de montaña optan por cadencias más bajas debido a las cambiantes condiciones del terreno. Para encontrar la cadencia ideal, lo ideal es probar distintas cadencias para identificar con cuál se obtiene mayor comodidad y eficiencia.

Aquí es donde entran en juego los sensores de cadencia, unos pequeños y económicos dispositivos que permiten monitorear y ajustar el ritmo de pedaleo en tiempo real. Utilizando un sensor de cadencia y observando los signos de fatiga y estrés muscular, se puede encontrar la cadencia ideal individual que cada ciclista necesita.

Es importante que cada ciclista identifique la cadencia que mejor se adapta a sus necesidades y objetivos. Combinar ambos tipos de cadencia en el entrenamiento puede ofrecer beneficios equilibrados, mejorando tanto la resistencia como la potencia.

El entrenamiento con cadencia alta es ideal para mejorar la eficiencia cardiovascular y la resistencia. Los ciclistas pueden incluir sesiones específicas donde mantengan cadencias elevadas para adaptarse a este ritmo. Incorporar subidas y sprints a baja cadencia puede ayudar a desarrollar fuerza en las piernas.

En resumen, no existe una respuesta universal sobre si es preferible una cadencia alta o baja en el ciclismo. La clave radica en encontrar el equilibrio que mejor se adapte a las características físicas de cada persona, sus objetivos y el tipo de terreno en el que se practica.