La asociación Madrid Ciclista considera que el carril bici anunciado en el eje Castellana es una obra puramente cosmética, motivada políticamente, inútil por completo para los usuarios de bicicleta y que no aporta valor para la movilidad sostenible en Madrid, sino que consolida el estatus de la Castellana como una macroautopista urbana, una llaga en la ciudad y un espacio consagrado a la hegemonía del intocable automóvil.
Madrid Ciclista constata que la supuesta reforma de la Castellana no reduce en lo más mínimo el espacio de circulación, no prevé ningún control de la velocidad y evita introducir medidas de calmado de tráfico. Confirma asimismo que el Ayuntamiento pretende instalar el carril bici bien sobre espacios que ahora mismo son peatonales, o espacios que estarían mejor dedicados a los peatones. El carril bici, incluso si fuese utilizable, supone de hecho un daño a los sufridos peatones de la Castellana.
Pero Madrid Ciclista constata además que el carril bici proyectado no es ni siquiera transitable con seguridad para un usuario de bici que necesite moverse moverse realmente por Madrid: sitúa al ciclista en multitud de ángulos muertos, le obliga a dar rodeos y a extremar la precaución en las intersecciones, y requiere maniobras imposibles o casi suicidas para entrar o salir del carril bici desde las calles aledañas..
La asociación Madrid Ciclista defiende valores de prioridad de los peatones, circulación responsable, calmado de tráfico y cooperación entre todos los usuarios del espacio público. Estamos convencidos de que limitar las dos vías de servicio del Paseo de la Castellana a una velocidad máxima real de 30 km/h, limitándolas a un uso residencial, autorizado, ciclista y de VMP, y la ampliación de las aceras y del bulevar serían medidas mucho más baratas, realistas, mejores para los usuarios de bici, y más positivas para la movilidad sostenible y para la ciudad de Madrid
, defiende la asociación.
Madrid Ciclista pide al Ayuntamiento que recapacite y retire el proyecto de carril bici en la Castellana. 3 millones de euros por kilómetro es un coste absurdo para un acto de postureo político. La asociación luchará contra este carril bici en todas las fases del proyecto y no permitirá que se olviden las responsabilidades cuando los inevitables accidentes artificiales empiecen a producirse.