Chris Froome está en el punto de mira de la UCI y los medios informativos de medio planeta tras confirmarse que el ganador de la Vuelta a España 2017 dio positivo en un control de dopaje realizado tras finalizar la décimo octava etapa de la prueba. Los análisis de orina del líder del Sky mostraron valores anómalos de salbutamol (el principio activo del Ventolín), concretamente el doble del límite diario permitido por la Agencia Mundial Antidopaje a todos aquellos deportistas de élite que hacen uso de este medicamento contra el asma.
El salbutamol es una sustancia de efecto rápido utilizada para el alivio del broncoespasmo en enfermedades como el asma y la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Se trata un medicamento broncodilatador suministrado normalmente mediante un inhalador oral, el Ventolín, utilizado por millones de personas en todo el mundo, aunque también puede encontrarse en formato de pastillas, jarabe o incluso en inyecciones subcutáneas dependiendo del grado de enfermedad y necesidades del paciente.
Según las normas de la Agencia Mundial Antidopaje, el uso de Ventolín está permitido en todos los deportistas que han notificado y certificado que padecen asma, siempre y cuando no superen el límite diario permitido de salbutamol, fijado en 1.000 nanogramos por mililitro. En la muestra de orina de Froome, se encontró una concentración de salbutamol de 2.000 nanogramos por mililitro, lo que indica que el ciclista aumentó las dosis inhaladas empleando supuestamente formatos orales o inyectables (totalmente prohibidos), y que probablemente pudo hacerlo para enmascarar otras sustancias dopantes también prohibidas aprovechando el efecto diurético del salbutamol en altas dosis.