En el mundo del ciclismo, existen prácticas que, aunque comunes, no siempre resultan las más adecuadas. Una de ellas es la de usar ropa interior debajo del culotte. A primera vista podría parecer un hábito inofensivo, pero la realidad es que esta costumbre puede ocasionar distintos problemas que afectan tanto al rendimiento como a la salud del deportista. Hay varias razones por las que es mejor prescindir de la ropa interior cuando se lleva puesto el culotte.
Ropa interior y culotte, una mala combinación
La primera razón se encuentra en el diseño específico del culotte. Esta prenda incluye una badana cuya función principal es amortiguar las vibraciones, distribuir el peso sobre el sillín y reducir el rozamiento entre la piel y el asiento. Está fabricada con tejidos técnicos y materiales transpirables que permiten evacuar el sudor de manera eficiente, evitando la acumulación de humedad. Al interponer una capa de tela adicional (la ropa interior) entre la badana y la piel, se altera el desempeño de estos materiales, generando una mayor acumulación de sudor y una fricción innecesaria.
En segundo lugar, el uso de ropa interior puede provocar irritaciones y rozaduras. La mayoría de las prendas íntimas no están diseñadas para el pedaleo prolongado y, por lo general, cuentan con costuras y elásticos que pueden lastimar la piel con el movimiento constante de las piernas. Además, el ajuste ceñido del culotte se vuelve contraproducente si existe una capa intermedia: al repetirse los roces una y otra vez, las probabilidades de sufrir rozaduras, ampollas o incluso pequeñas heridas aumentan de manera significativa.
Otro aspecto relevante es la higiene. El tejido de la badana está pensado para mantenerse lo más limpio y seco posible, gracias a sus propiedades antimicrobianas y de evacuación de la humedad. El añadir la ropa interior provoca que el sudor se concentre en un espacio reducido, fomentando la proliferación de bacterias. Con el paso de los kilómetros, esta acumulación de bacterias e irritantes en la superficie de la piel puede desembocar en infecciones o en la aparición de foliculitis y otros problemas dermatológicos.
Por último, llevar ropa interior debajo del culotte dificulta la comodidad sobre la bicicleta y repercute en el rendimiento. La sensación de humedad, sumada a las costuras de la prenda interior, genera distracciones continuas. Un ciclista que se siente incómodo es más propenso a modificar su postura, lo que en trayectos largos podría derivar en problemas articulares o de espalda.
En resumen, aunque muchos ciclistas crean que no tiene importancia o que incluso es algo antihigiénico, la ropa interior perjudica la eficiencia y el confort propios del culotte. Para sacarle el máximo provecho, conviene lucir esta prenda tal como fue diseñada: en contacto directo con la piel. Con ello, se evitan roces, se mantiene mejor higiene y se logra un pedaleo más cómodo.