La posibilidad de registrar un electrocardiograma (ECG) directamente desde la muñeca marca una nueva era en el autocuidado y la prevención de problemas cardíacos. Las principales marcas de tecnología ya han incluido esta función en sus smartwatches más recientes, permitiendo a los usuarios medir la actividad eléctrica del corazón en cuestión de segundos. La pregunta es: ¿cómo interpretar los resultados y cuándo es el momento de acudir a un especialista?
Detección de alteraciones cardíacas
La mayoría de relojes inteligentes con ECG cuentan con sensores de alta precisión y un diseño intuitivo. Marcas líderes del sector como Apple, Samsung o Garmin, entre otras, han desarrollado funciones que muestran un trazado simple de la actividad cardíaca y además incluyen notificaciones automáticas si detectan posibles indicios de arritmias, como la fibrilación auricular.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que un electrocardiógrafo clínico mide la actividad cardíaca a través de varias derivaciones (generalmente 12), mientras que los relojes inteligentes suelen ofrecer solo una. Aunque la tecnología de muñeca es cada vez más fiable, no reemplaza la evaluación médica completa. Sirve principalmente como un sistema de alerta temprana.
Por otro lado, una gran ventaja es que el smartwatch puede utilizarse a diario y en cualquier momento, lo que ayuda a detectar eventos fugaces que no siempre aparecen en pruebas puntuales de consultorio. Un ECG de muñeca puede servir como primer indicador para identificar latidos irregulares del corazón. Esto es muy relevante en trastornos como:
- Fibrilación auricular (FA): se caracteriza por latidos caóticos en las aurículas del corazón, aumentando el riesgo de coágulos y eventos cardiovasculares.
- Taquicardias y bradicardias: latidos excesivamente rápidos o lentos pueden evidenciar que el organismo sufre estrés, cansancio o problemas cardíacos ocultos.
- Arritmias esporádicas: episodios puntuales, a veces asintomáticos, que pueden pasar inadvertidos si no se realiza un seguimiento frecuente.
Si el reloj muestra repetidamente un ritmo anormal o aparecen síntomas como mareos, dolores en el pecho o sensación de palpitaciones, es recomendable:
- Consultar con un cardiólogo: un profesional analizará el historial proporcionado por el dispositivo y, si es necesario, solicitará pruebas clínicas adicionales.
- No descartar otras pruebas: un ECG clínico de 12 derivaciones y un holter cardíaco durante 24 horas pueden complementar la información obtenida por el smartwatch.
- Mantener el contexto: factores como el estrés, la cafeína o la deshidratación también pueden alterar el ritmo cardíaco de forma transitoria.
La incorporación de ECG en los relojes inteligentes abre un nuevo horizonte para el cuidado personal y la prevención de enfermedades cardiovasculares. Su facilidad de uso y accesibilidad permiten una monitorización frecuente, ofreciendo datos valiosos para el seguimiento de la salud cardíaca.
Pero es esencial recordar que estos dispositivos no sustituyen la evaluación de un profesional. Ante cualquier duda o anomalía detectada, lo más aconsejable es acudir a un especialista para un diagnóstico preciso y un plan de acción adecuado.