Ahora que las medidas de higiene han cobrado una importancia especial debido a la pandemia vírica que afecta a todo el planeta, también adquiere mucha relevancia asegurar la higiene, la limpieza y la durabilidad de los depósitos de agua que se utilizan en las mochilas de hidratación. Evitar el estancamiento del agua significa mantener alejados los mohos y las bacterias dañinas y permite utilizar la misma bolsa durante muchos años.
Los expertos de CamelBak han elaborado una interesante guía donde dan sus mejores consejos y soluciones para los problemas más frecuentes relacionados con la limpieza de los depósitos de hidratación. Desde cómo limpiarlos y eliminar el sabor y los olores desagradables, hasta prevenir la aparición del moho, cómo guardar la bolsa de forma correcta o cómo limpiar el tubo de hidratación y qué tipo de detergentes usar.
Cómo limpiar un depósito de hidratación
Lo mejor es siempre comprar, junto con la bolsa, un kit de limpieza dedicado. Los cepillos son la mejor manera de lavar todas las áreas del tanque. Para limpiar, en CamelBak recomiendan usar agua y jabón y secar bien la bolsa después de cada uso, especialmente si se usa con sustancias distintas al agua.
Respecto a eliminar el sabor y los olores más desagradables, estos se deben generalmente a una bolsa de agua de plástico barato, además del saneamiento: un sabor desagradable puede ser la señal de productos químicos nocivos para el cuerpo. Cuando se elige una bolsa de agua hay que tener esto en cuenta. Los tanques de agua de CamelBak no contienen bisfenoles (BPA, BPS y GMP) e incluyen la tecnología antibacteriana patentada Hydroguard.
Pese a ello, los responsables de la marca dan unas pautas para eliminar malos olores y sabores en cualquier depósito de hidratación: llenar la bolsa con agua caliente a 3/4 de su capacidad y añadir una cucharada de bicarbonato de sodio para luego dejar reposar la mezcla durante unos 45 minutos. Pasado este tiempo, hay que enjuagar bien el depósito con agua potable para eliminar cualquier residuo.
Adiós al moho
El depósito de agua debe mantenerse limpio y seco, razón por la cual muchos deportistas mantienen sus tanques vacíos dentro del congelador. Si se dejan sedimentos en la bolsa durante mucho tiempo o si se usa con otros líquidos que no sean agua sin limpiarla adecuadamente, comienza la proliferación de mohos.
Para realizar una limpieza en profundidad y eliminar el moho, se puede usar agua caliente y dos cucharadas de bicarbonato de sodio o lejía para eliminarlos. Para ello, se llena el depósito con esta mezcla, sin olvidar pellizcar levemente la válvula para que la solución fluya hacia el tubo, y se deja reposar durante unos 30 minutos para finalmente volver a lavar el depósito con agua caliente y jabón neutro.
Tanto para secar el depósito como para guardarlo durante una temporada, es importante limpiarlo en profundidad y dejarlo secar al aire para evitar el estancamiento de la humedad colgando el depósito al revés. Es esencial que la bolsa permanezca abierta e hinchada, sin que las superficies internas coincidan entre ellas, para permitir que el aire la mantenga seca. Tampoco hay que olvidar desconectar el tubo de hidratación para que el aire también fluya en su interior.
Qué detergentes usar y qué líquidos poner
Igual que para limpiar el depósito lo mejor es hacer uso de un kit de limpieza específico, los detergentes también deberían estar diseñados para los plásticos de las bolsas de hidratación. En cualquier caso, se puede emplear agua y un jabón neutro que no dañe el material, así como unas gotas de lejía o algunas cucharadas de bicarbonato sódico.
Como último apunte, las bolsas de hidratación pueden contener líquidos diferentes al agua, siempre que se mantenga una correcta higiene después de uso. Muchos deportistas las llenan con bebidas isotónicas o zumos de fruta. En invierno, con temperaturas extremadamente bajas, se puede añadir una pequeña gota de alcohol puede evitar que los líquidos se congelen y en verano también se pueden añadir cubitos de hielo para enfriar la bebida.