BUFF, la conocida marca de complementos deportivos, presenta una nueva colección en colaboración con la Fundación Surfrider, una organización dedicada a la protección de océanos y playas que cuenta con el respaldo de una sólida red de activistas. Desde 1990, Surfrider trabaja para reducir los desechos que llegan al medio marino, protegiendo el océano a través de campañas y eventos educativos basados en investigaciones científicas.
Una colección para los amantes de los océanos
La colección, diseñada por Gemma Lessinger, una artista radicada en Cornwall, busca impulsar el cambio y concienciar para que futuras generaciones sigan disfrutando de los océanos. BUFF donará el 10% de las ventas de esta línea a Surfrider como parte de su compromiso con el medio ambiente, reforzado por su programa Do More Now.
David Camps, director ejecutivo de BUFF, destaca la importancia de esta iniciativa: La colaboración con la Fundación Surfrider es perfecta; compartimos la pasión por proteger el océano. Esperamos que esta colección inspire a las personas a apoyar a organizaciones de gran impacto como Surfrider
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Por su parte, Raphaëlle Genoud, Gerente de Alianzas Corporativas de Surfrider, añade: Desde Surfrider EU estamos encantados con esta colaboración. Compartimos el deseo de proteger nuestros océanos y valoramos los principios de producción responsable de BUFF, que fabrica el 90% de sus productos en Europa
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La colección, fabricada en Barcelona, incluye seis piezas en tonos azules con gráficos oceánicos: cuatro variaciones del tubular CoolNet UV, un gorro tejido de algodón 100% orgánico y una gorra 5 Panel Go Cap.
Para celebrar la colaboración, BUFF y Surfrider organizaron un evento exclusivo en la playa de Sant Miquel, en Barcelona. Periodistas, trabajadores, proveedores, embajadores de BUFF, representantes de empresas B Corp y Surfrider participaron en una Waste Collection para contribuir a la protección del medio ambiente.
Esta iniciativa refleja el compromiso compartido de BUFF y Surfrider con el medio ambiente y la participación comunitaria, demostrando que las empresas pueden ser un motor de cambio positivo en la lucha por la conservación de los océanos.