El ciclista neerlandés Mathieu Van der Poel, una de las figuras más destacadas del ciclismo actual, ha vuelto a ser noticia no solo por su pleno de victorias en esta temporada de ciclocross, también por la forma en que ha decidido viajar a la Copa del Mundo de Besançon, en Francia. Van der Poel ha cambiado su Lamborghini por un jet privado para llegar al evento, evitando así las seis horas de trayecto por carretera que otros corredores han tenido que afrontar.
Lamborguinis, jets privados y primas fijas por correr
La decisión de utilizar un medio de transporte tan exclusivo no solo subraya su posición privilegiada dentro del deporte, ya que también reaviva el debate sobre la sostenibilidad en un deporte que, en teoría, promueve valores asociados al respeto por el medio ambiente. Por otro lado, este movimiento también pone de manifiesto la diferencia económica entre Van der Poel y otros corredores de ciclocross, muchos de los cuales compiten con recursos mucho más limitados.
En el ámbito del ciclocross, donde los premios en metálico suelen ser modestos, Van der Poel destaca como una excepción. A pesar de que las normativas de la UCI prohíben los pagos directos por participar en carreras de la Copa del Mundo, los rumores indican que el neerlandés podría haber recibido incentivos adicionales por su participación en otras pruebas como el Exact Cross o el Superprestigio, donde se estima que el ciclista percibe entre 20.000 y 50.000 euros por carrera, cifras que pocos pueden igualar.
Esta inversión de los organizadores tiene sentido desde una perspectiva comercial: la presencia de Van der Poel en la línea de salida garantiza un aumento significativo en la venta de entradas, por lo que el pago de una cantidad fija al corredor supone más una inversión que un gasto. Su carisma y talento lo convierten en un imán para el público, consolidando su estatus como una de las figuras más rentables y mediáticas del ciclocross.
Precisamente es en este contexto donde el uso del jet privado puede ser visto como una extensión de su imagen y estilo de vida. Si bien su decisión puede generar críticas, también refleja el impacto económico y cultural que ejerce sobre el deporte. Para los organizadores y fanáticos, contar con él en cualquier carrera de ciclocross importante es, sin duda, un lujo que pocos estarían dispuestos a perder.