En un giro inesperado de lo que parecía ser el final de Orange Bikes, la marca británica ha sorprendido a propios y extraños al anunciar que la empresa, además de salvarse de la quiebra, tiene asegurada su continuidad durante al menos otros 35 años. ¿Qué ha sucedido? Pues que Ashley Ball, propietario de la marca de bicis y de P. Bairstow, la empresa metalúrgica encargada de fabricar los cuadros de Orange Bikes, ha unificado ambas empresas a fin de salvarlas de la ruina.
Continuidad de la marca al menos por 35 años más
Ashley Ball compró Orange Bikes allá por el año 2015 después de que los fundadores de la marca, Lester Noble y Steve Wade, decidieran ponerla a la venta. Esta compra fue estratégica, ya que Ball también es el dueño de P. Bairstow, un fabricante de tubos de metal que, a su vez, tiene como principal cliente a Orange Bikes, a la que suministra los cuadros de bicicleta.
Las alarmas saltaron a principios de enero de este año cuando se conoció que Orange Bikes había solicitado administración externa a finales de 2023 por la vía legal o, lo que es lo mismo, se declaraba en quiebra. También a finales de diciembre, la empresa anunciaba a través de las redes sociales la desmantelación de su equipo de fábrica, el Orange Factory Racing Team.
Desde entonces, Ashley Ball, el propietario de Orange Bikes, había permanecido en silencio y no ha sido hasta la entrada del proceso de administración en Orange Bikes cuando ha vuelto a dar señales de vida. Y no solo eso, si no que ha unificado P. Bairstow con Orange Bikes, convirtiéndola en una sola empresa que mantendrá el nombre de la icónica firma británica de bicicletas.
Además de unificarse en una única empresa, tanto P. Bairstow como Orange Bikes operarán desde una única sede, desde donde se realizará el proceso completo de fabricación de las bicis de la marca, desde el proceso de fabricación de los cuadros hasta el ensamblaje final de las bicicletas completamente montadas.
Gracias a la racionalización de nuestro negocio, hemos podido preservar puestos de trabajo y reforzar la estabilidad de la marca Orange. Esta decisión estratégica garantiza un futuro prometedor para la fabricación británica de bicicletas en West Yorkshire durante al menos otros 35 años
, señala Ashley Ball.