Derivado del grafito de esos lápices que todas las personas hemos utilizado en nuestra infancia y que tantas otras continúan utilizando a día de hoy, el grafeno es un nuevo material que muy pronto podría revolucionar la industria de la bicicleta. Cuadros de 400 gramos ultrarresistentes, con capacidad para alimentar transmisiones electrónicas sin necesidad de cables, podrían convertirse en realidad gracias a este nuevo e interesante material formado por átomos de carbono dispuestos en forma hexagonal.
Aunque todavía en plena infancia en lo que respecta a su desarrollo, el grafeno ya se ha convertido en un material en boca de todos debido a su increíble relación resistencia/peso y a su excelente conductividad tanto eléctrica como térmica. Derivado del grafito, este material fue el protagonista del Premio Nobel de Física de 2010 otorgado a Andréy Gueim y a Konstantín Novosiólov por sus revolucionarios descubrimientos sobre el mismo, al desarrollar una lámina de grafeno de un metro² con un peso de 0,77 miligramos y un átomo de espesor capaz de soportar un peso de 4 kilogramos sin romperse.
El grafeno, considerado ya como el material del futuro, es 200 veces más resistente que el acero, además de transparente, flexible, elástico, tolerante a las más altas temperaturas y con una elevada conductividad eléctrica. Además de estas interesantes características, el grafeno tiene la misma densidad que la fibra de carbono aunque con una mayor flexibilidad y, lo más importante, tiene cierta capacidad de autorreparación; cuando una lámina de grafeno sufre daño y se quiebra su estructura, se genera un hueco que atrae átomos de carbono vecinos para volver a cubrir cualquier fallo en dicha estructura.
Con estas virtudes tan fantásticas, el grafeno se adivina ya como uno de los materiales más utilizados por generaciones venideras. Las aplicaciones de este nuevo material abarcan múltiples usos, siendo la electrónica y las comunicaciones los campos más beneficiados. En lo referente a la industria de la bicicleta, el grafeno podría sustituir a la actual fibra de carbono para dar forma a una nueva generación de cuadros más resistentes y ligeros, capaces de resistir todo tipo de inclemencias (temperaturas altas, golpes, etc) e incluso capaces de alimentar nuestros dispositivos electrónicos sin necesidad de cables gracias a la capacidad del grafeno como material conductor.
En la actualidad, firmas como Catlike o Vittoria ya hacen uso del grafeno para desarrollar diferentes tipos de productos. En el caso de la firma española, el grafeno está presente en su casco Mixino y forma parte de las suelas de sus Catlike Whisper MTB, unas zapatillas de alto rendimiento para ciclistas de montaña. Vittoria, por su parte, utiliza el grafeno como material de refuerzo para sus nuevas ruedas de carretera en fibra de carbono, aprovechando las sorprendentes capacidades de este material.
Por el momento, el principal problema del grafeno radica en su producción. Al tratarse de un material de muy reciente aparición, todavía resulta muy complicado encontrar la fórmula exacta para producir grafeno a gran escala con un coste contenido, no resultando demasiado rentable para las grandes marcas de bicicletas. Sin embargo, un cuadro de aproximadamente 400 gramos de peso, con la misma o mejor resistencia que los cuadros de carbono más avanzados de la actualidad, es un reclamo demasiado jugoso para que las firmas lo pasen por alto. La investigación y producción del grafeno está, a día de hoy, dando sus primeros pasos, pero no cabe duda de que su desarrollo va a estar muy ligado a las nuevas generaciones de bicicletas, componentes y equipamiento que están por venir.