Los frenos hidráulicos de disco son sin duda uno de los mayores avances conseguidos dentro de la industria de la bicicleta de montaña. Este tipo de frenos, con un ajuste correcto, proporciona el mejor y más eficiente poder de frenado que una bicicleta puede tener, aunque como sucede con cualquier otro componente, necesitan que les prestemos cierta atención. Con el paso del tiempo se hace necesario sustituir distintas partes ya deterioradas de nuestros frenos, siendo las pastillas las más propensas a sufrir desgaste... ¿Cómo podemos dejar a punto unas pastillas de freno recién cambiadas?
Unas pastillas nuevas a menudo causan pequeños problemas que debemos solucionar por el bien de nuestra integridad física, siendo necesario realizar una serie de sencillos pasos para dejar nuestros frenos listos para su uso:
- 1. Limpiar los discos de freno: Uno de los errores más comunes a la hora de sustituir las pastillas de nuestros frenos es dejar los discos sucios o contaminados con aceites y otras sustancias que más vale no mencionar. Hay que limpiar a fondo los discos de nuestros frenos con alcohol o algún otro producto específico para eliminar cualquier tipo de residuo antes y/o después de sustituir las viejas pastillas de freno.
- 2. Comprobar las nuevas pastillas de freno: Hay que asegurarse que las pastillas nuevas están en perfecto estado. Comprobaremos posibles golpes o grietas en la superficie, evitaremos tocar con los dedos la parte que apoyará en el disco y nos aseguraremos de que no existan residuos que puedan provocar un mal funcionamiento a la hora de frenar nuestra bicicleta.
- 3. Buscar un lugar amplio y seguro: Con unas pastillas de freno recién colocadas en la bicicleta, es muy recomendable buscar un lugar amplio y seguro para probarlas. Una carretera larga, sin tráfico y con un poco de pendiente descendente es el escenario ideal para poner a punto nuestras nuevas pastillas de freno.
- 4. Acelerar y frenar la bicicleta: Cada persona tiene su método personal para conseguir una buena 'mordida' de las pastillas recién colocadas en la bicicleta. Como norma general, aumentaremos la velocidad sobre la bicicleta y frenaremos suavemente durante cinco o seis segundos para aumentar la temperatura de los frenos de disco, momento en el cual apretaremos las palancas con decisión para frenar en seco. Repitiendo este proceso varias veces conseguiremos que las nuevas pastillas se adapten al disco perfectamente.
- 5. Ignorar la potencia inicial de frenado: Con las pastillas de freno recién colocadas, la respuesta de los frenos puede parecer un poco pobre. La pastilla se adapta a los discos en cada ciclo de frenado, desprendiendo mucho más material de la superficie exterior de la pastilla durante los primeros usos. Bastarán unos cuantos frenazos para conseguir que las pastillas muerdan con contundencia los discos de nuestra bicicleta y frenen eficazmente.
- 6. Ajustar las manetas de freno: Una vez tengamos las nuevas pastillas de freno listas para frenar de forma contundente, es más que probable que debamos ajustar las manetas de freno de la bicicleta para adaptarlas a la nueva sensación (o recorrido) que nos proporcionan los frenos de nuestra bicicleta. Algunos frenos se ajustan de forma automática, y en otros deberemos ajustar la maneta hasta el punto que encontremos oportuno.
- ¡Salir a rodar! La mejor manera de asegurar que nuestras pastillas nuevas funcionan bien es saliendo a rodar con la bicicleta. Es el turno de darle a los pedales, de acelerar todo lo que podamos y de frenar donde debamos. Unos frenos bien ajustados y unas pastillas en óptimas condiciones son nuestra mejor garantía de seguridad; podremos rodar más rápido sabiendo que vamos a poder 'clavar' la bicicleta allá donde lo necesitemos.